A partir del análisis del cuadro de Braque y de, como no, un intenso repaso acerca de en qué consiste nuestra labor y finalidad tanto en las clases como en nuestra futura profesión, nos dedicamos a elaborar ("El portugués" de Braque en mano) un cuadro cubista en el que predominan las líneas, como digo yo, a "medio camino", espacios abiertos y contrastes de colores que se fusionan y difuminan.
Como ya hablamos muchas veces en el taller "La arquitectura entre las artes", el jueves estuvimos comentando acerca de las dificultades que suelen aparecer a la hora de enfrentarse, en este caso, a una obra cubista, en el que el título no acompaña a simple vista lo que el autor quiere representar (dicho de una manera muy simplificada) y las sensaciones que suelen tener el común de los mortales al situarse frente a una de ellas, intentando reconocer las formas del mundo cotidiano. El cubismo analiza las formas geométricas de las cosas, se queda con las lineas representativas, las principales y que delimitan la forma y juega con ellas en el papel, haciendo patentes las diferencias entre figura y fondo.Tras una extensa charla emprendimos el proceso en el que no estuvimos muy acertados, ya que nos centramos más en el aspecto final de la obra que en la correspondiente elaboración y procedimientos para desarrollarla correctamente.
El viernes, sin embargo, parece que la cosa si que fue algo mejor. Nos centramos más en el proceso (yo en especial tanto que casi ni me da tiempo a acabarla) y aparecieron cosas muy interesantes (por lo que pude ver de ciertos compañeros de clase).
En mi caso me hubiese sentido más cómoda trabajando exclusivamente en blanco y negro, pero una vez metido el color no hubo vuelta atrás.
Este fue mi trabajo del Viernes:
Quizás debido a mi estrechez de tiempo me dejé olvidadas algunas de las líneas principales que había representado al principio y que podrían haber hecho de mi dibujo un trabajo un poco más cubista
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