El día 9 introdujimos los primeros toques intentando mantener esas transparencias, luces y sombras con las que llevamos ya un mes y medio y los días 15 y 16 continuamos con ellos con la intención de, tras obtener un buen dibujo hacer de él una buena maqueta que sirviese de planta de un lugar habitable.
Yo creo que quizás fue la presión que sentimos todos al enterarnos de nuestra nueva tarea (generalizo ya que se produjo un gran "nosequé" en el ambiente) lo que hizo que los dibujos de este jueves y viernes fuesen mucho peores que los de semanas anteriores. En muchas ocasiones siento una gran contradicción: en clase nos dicen que la creación es un proceso que nace de la automotivación y que se necesita una predisposición para poder enfrentarnos a este duro recorrido que debe de darse en una situación distendida, sin presiones, pero por el contrario últimamente en las clases no experimento (ni en mi, ni en muchos de mis compañeros que se pasan las 3 horas de la clase perdidos) ni esta predisposición ni mucho menos motivación y el motivo no sé exactamente cual es.
En mi caso, aunque Burgaleta se esfuerce día a día en convencerme de lo contrario, las clases para mi son agotadoras. En su mayoría derrocho durante las tres horas que dura la clase todas las fuerzas que tengo para intentar dar de mi lo mejor que tengo aunque en muy pocas ocasiones (la mayoría más recientes) se vea reflejado en mis dibujos.
Si ya de por sí nos falta automotivación, tener a alguien que cada 5 minutos pase tras de tí e intente analizarte psicológicamente si estás o no centrado da lugar a la situación más propicia de pasar de todo. Y, no sé porqué (lo anterior sería lo más lógico y lo que cualquier persona normal haría) en mi caso no es así. No me peleo con el papel durante 180 minutos por intentar aparentar concentración, sino porque lucho por buscarla y que de su fruto.
Estos son los dibujos de estos días: